Has recorrido, lleno de entusiasmo, las primeras jornadas de tu camino.
No has dado muchos pasos más, cuando te encuentras con una señal que te indica un ¨obstáculo por franquear¨
Nos detenemos, dudamos… Nos inquietamos.
¿Nuestro entusiasmo decae?
¿El ideal de la meta ya no nos parece tan claro, tan digno de un tal esfuerzo?
¿Quisiéramos volver atrás?…
¡Nada de eso!
No permitamos que tales sentimientos intimiden nuestra voluntad de llegar hasta el final.
La inconstancia, el desaliento, el temor de no ser capaz; que engendran nuestra desconfianza en nosotros mismos…
Son estos los principales obstáculos que tenemos que franquear, para lograrlo debemos de prepararnos a medida que recorremos el camino, fortalecer nuestra voluntad, hacernos hombres de carácter.
Tener confianza en nuestras cualidades: el equipo a propósito para nuestra misión.
Y sobre todo en aquél que te las dio.
Otra dificultades: incomprensiones, alguna enfermedad, mayor brega en estudios…
No son, las más de las veces, más que verdaderos escalones que nos impulsarán a superarnos.
Y el egoísmo, el carácter áspero, la timidez, el apego a las comodidades…
Cuando las superemos, habremos logrado ¨La conquista de nosotros mismos¨, base primordial para un eficaz servicio a los demás.
Y si a medida que avancemos, vemos que las dificultades, los obstáculos que tenemos que franquear, son cada vez mayores; al mismo tiempo comprenderemos que nos encontramos mejor preparados para superarlos.
Y sobre todo, más cerca de la meta suprema.
Escuchemos, entonces el eco de aquel:
¨ ¡Juventud, juventud adelante!
Firme el paso y erguida la frente; con alegre sonrisa en los labios; y en el alma una eterna ilusión¨
Carlos H. Hernández Venegas
Jefe Scout Nacional